Gema Arévalo Máñez


GEMA ARÉVALO MÁÑEZ

 

GEMA 1Llegados a este punto de la vida, soy capaz de mirar atrás y sentirme muy orgullosa de cada uno de los pasos que he dado. Y eso solo se consigue de una forma: luchando por lo que quieres y no rindiéndote nunca. Puede que no todo salga siempre como queramos, pero hay que saber darle sentido a nuestros pasos.

Yo siempre he sido una alumna aplicada y responsable. Siempre he solido tener muy claro lo que quería. Desde que era pequeña he querido ser profesora. Así que me puse manos a la obra. Terminé la ESO en Luz Casanova, hice Bachillerato Científico porque me gustaba más que el de letras (a pesar de ser pésima en matemáticas y física y química), hice la PAU y conseguí entrar en magisterio. Hice la carrera, y hace ya casi dos años que la terminé. Quién lo diría. Pero después de eso tuve un momento de transición en mi vida, en el que no sabía muy bien qué quería hacer. La sociedad me pedía a gritos que opositara, pero seamos realistas, yo no quería. Otra opción era empezar a trabajar en colegios privados o concertados, así que empecé a echar currículums (supongo que imaginaréis al primer colegio que fui), pero, con el nivel de inglés que tenía no era suficiente para ser contratada en uno de estos centros. Ese año estaba un poco agobiada, no sabía qué iba a ser de mi vida, lo de ser profesora estaba difícil y no quería quedarme un año sin hacer nada, así que, tras darle muchas vueltas, decidí darle un giro radical a mi vida y atreverme a hacer algo que siempre había querido, pero que no había hecho por eso de los patrones sociales (ya sabéis: naces, estudias una carrera, trabajas toda la vida en lo que has estudiado, te casas, tienes hijos y fin) y me metí en un master de maquillaje. Y siendo sinceros, disfruté como una niña. Entonces me di cuenta que quizá era algo que no había hecho antes porque ni siquiera se me había pasado por la cabeza dedicarme a eso, puesto que no es una carrera, pero no por falta de ganas.

GEMA 2

Durante toda esta etapa educativa, fui alternando los estudios con diversos trabajos, aproximadamente desde los 16-17 años, a veces más seguidos y a veces más esporádicos, algunos más duros que otros, y pocos relacionados con mis estudios, pero siempre orgullosa de lo que hacía en cada momento. Y es que cada etapa de la vida, cada experiencia, cada momento, nos enseña mucho más de lo que creemos, y a veces no sabemos de la importancia de exprimir todas esas experiencias y sacarles el lado bueno. También tuve que enfrentarme a un duro golpe familiar que me cambió mucho la vida. Si ya estaba empezando a tener claro que en la vida hay que hacer lo que a uno le gusta, sea lo que sea, entonces lo corroboré todavía más.

GEMA 3Al terminar este master, sinceramente, no tenía ni idea de qué hacer con mi vida. Solo había una cosa que tenía clara, necesitaba sacarme un nivel superior de inglés. Así que, tras la recomendación de mi tutor de Secundaria Santi Selvi, el cual me ha ayudado mucho siempre (desde que suspendía matemáticas en el colegio, hasta 7 años después de haberlo terminado), decidí plantearme lo de irme a vivir fuera una temporada. Le di muchas muchas vueltas, miré muchísimas opciones, distintos lugares, y aunque la idea realmente me asustaba mucho, decidí hacerlo. Después de tantas vueltas, me di cuenta de que con miedo no se llega a ninguna parte, de que la vida es muy corta y hay que vivirla, y de que esta experiencia, podría aportarme muchísimas otras cosas aparte de aprender inglés. Y aquí estoy, ahora mismo viviendo en Nueva York, trabajando de Au Pair, viviendo una experiencia increíble, y disfrutando mucho de la vida. Y la verdad, no tengo ni idea de qué va a venir después. Ni siquiera sé cuándo volveré a España, si es que vuelvo. Si trabajaré de profesora, si algún día estudiaré oposiciones, si voy a ser maquilladora o camarera. Hay pocas cosas que tengo claras acerca de mi futuro a día de hoy, pero las pocas que tengo claras, las tengo muy claras.

GEMA 4La vida me ha enseñado que los planes que tenías hechos te pueden cambiar de la noche a la mañana, así que ya no me agobio, solo disfruto del camino. Tengo 23 años, y la verdad es que la vida me ha sorprendido mucho más de lo que nunca imaginé que lo haría a estas alturas, así que ahora más que nunca estoy dispuesta a enfrentarme a cualquier cosa que se presente en mi camino, con fuerza e ilusión.

 

New York, Enero 2018