Sonia Simón


En 2012, cuando estaba terminando una gran etapa de mi vida (pronto me iba a graduar e iba a hacer el que quizás sería el mejor viaje de toda mi vida), mi vida dio un giro tan brusco que tuve que posponer aquel viaje que tanto esperaba, aunque no mi graduación; esto no hubiese sido posible sin la ayuda y apoyo de mis compañeros y profesores del Luzca. Con 15 años me detectaron leucemia, un tipo de cáncer en la sangre. Tras someterme a varias sesiones de quimioterapia, meses de ingresos y tres años de lucha, puedo decir orgullosa que estoy curada.

Recuerdo que el día de mi diagnóstico tenía un examen de matemáticas, fui a clase e hice el examen. Al volver de clase a casa algo me decía que mi cuerpo no funcionaba bien. Fui al hospital y horas más tarde me dijeron que tenía leucemia, el médico se sorprendió al escucharme minutos después preguntarle si podría volver a clase el lunes siguiente, ya que era temporada de exámenes, pero me explicó que debía estar allí dos meses.

Quise continuar haciendo la rutina de siempre y seguir estudiando, el cáncer no me lo impedía, aunque esto fuera en un hospital y viendo a la gente a través del cristal. Venía mucha gente a verme, sobre todo gente a la que yo acostumbraba a ver todos los días: amigos, compañeros de clase, familia, profesores, que me ayudaban y animaban a poder seguir estudiando. Recuerdo las veces en las que venían a verme al hospital los profes, entraban llorando y salían riendo, o llorando a escondidas, siempre estaban al tanto de lo que me pasaba, y me ponían facilidades para continuar con mi vida haciendo lo difícil más fácil. Finalmente aunque no curada, tuve una graduación perfecta y aún recuerdo aquel recibimiento en las olimpiadas del cole el primer día en el que salí del hospital.

Tres años después, tras superar mi enfermedad con una actitud positiva y con más ganas de vivir que nunca, emprendí un viaje de madurez y lucha hacia una mejor vida. Me había desecho del cáncer y había ganado muchas más cosas de las que podría haber imaginado. ¿Qué puede darte el cáncer? La lista es interminable: saber quién eres, cómo es la gente que te rodea, poner tus límites y sobre todo ganas de vivir.

Aquel viaje de graduación no pude hacerlo, pero ahora diría que mi vida es todo un viaje pues la disfruto aprendiendo siempre cosas nuevas y experimentando.

Actualmente sigo cumpliendo metas y sueños, pues mi lista de deseos cada vez es menos interminable, fruto de mi experiencia estoy estudiando psicología en la Universidad de Valencia, además imparto charlas y conferencias en colegios, institutos, universidades y lucho por las necesidades que a otros enfermos les surgen y por mejorar la calidad de vida de los supervivientes y enfermos de cáncer. Colaboro en diversas asociaciones y estoy en un grupo llamado “caminantes” en el que juntos luchamos por sensibilizar a la población. Una meta que me propuse cuando me detectaron la enfermedad es conseguir que con mi experiencia de haber tenido cáncer y formándome profesionalmente poder ayudar a todas las personas y niños que padecían esta enfermedad. Como siempre digo, toda pérdida tiene una ganancia, encontrar un buen motivo para pasar esta enfermedad es difícil o imposible, pero yo gané la vida que tengo ahora y puedo decir orgullosa que ahora sé lo que es saber vivir.